Aunque tendemos a pensar que el arte expresa emociones subjetivas, en realidad esa forma de comprender la praxis creativa es relativamente reciente. En concreto, constituye una herencia romántica, puesto que fue en el éxtasis del romanticismo cuando la cultura despertó al mito de la autenticidad, como si Praxíteles, Rembrandt o Velázquez hubieran falsificado sus sentimientos. Gombrich, el autor de la famosa Historia del arte, cuestiona esta concepción en dos breves pero enjundiosas conferencias publicadas en los noventa por la revista cultural Atlántida y que ahora Rialp edita de forma conjunta.
Antes de que se impusiera la quimera de la genialidad, Virgilio, Bach o Velázquez tenían que esforzarse para entregar sus obras con la puntualidad …
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