Con el título de Cuentos completos, Valdemar edita las tres colecciones de cuentos que publicó Oscar Wilde. En total, trece relatos entre los que más de la mitad son obras maestras.
Las tres colecciones son: la encabezada con El crimen de lord Arthur Savile, la que tomaba nombre del primero, El Príncipe Feliz, y Una casa de granadas. La primera colección es de suspense y crítica social, como el que le da título; o el divertido El fantasma de Canterville, sobre la diferencia entre norteamericanos e ingleses; o El millonario modelo, que es una fábula moral. La esfinge sin secreto, quizá el menos conseguido de todos, es una glosa de una frase supuestamente ingeniosa: que la mujer es una esfinge sin secreto.
Los mejores son los infantiles o juveniles, aunque en realidad sirven para todos los públicos: la generosidad de El Príncipe Feliz, el sentido de sacrificio en El Ruiseñor y la Rosa; la conversión en El Gigante egoísta, que trata de un modo bellísimo del sacrificio de Cristo. Los otros dos de esta colección –El amigo abnegado y El insigne cohete-, aunque con la forma de cuento infantil, son más de crítica social.
Los de Una casa de granadas son más complejos, salvo El joven Rey, que hubiera estado bien en la colección de El Príncipe Feliz. El cumpleaños de la Infanta, ambientado en España, es barroco, precioso, exacto. En El pescador y su alma empieza dando la vuelta a la Sirenita, de Andersen, y termina trágicamente. El Niño Estrella es una hermosa fábula sobre la soberbia y la humildad.
Muchos de estos cuentos son cuentos morales, aunque Wilde solía decir que no hay cuentos con moral o sin moral, sino cuentos bien escritos o mal escritos. Éstos son de lo mejor que puede leerse. Wilde es preciso, con una gran economía de medios, sin circunloquios. A veces es de un suspense como en las mejores novelas policíacas; otras veces parece uno de esos bardos antiguos que contaban historias en las plazas. Siempre sabe dar con las palabras mejores, con las situaciones más ensoñadoras y sugestivas.
Éste es uno de esos libros que hay que tener, para leer y releer, para contar algunos de esos cuentos a los niños, para descubrir o redescubrir cómo la lectura puede llegar a emocionar.
Quienes deseen, tanto en inglés como en las buenas traducciones, saber en directo, en textos breves, qué se entiende por escribir bien, en qué consiste contar una historia atrayendo el interés y, en general, el secreto de la literatura, pueden tomar estos cuentos como libro de texto.