Espasa. Madrid (2003). 272 págs. 19 €.
«Una narración navideña debe ser navideña íntegramente En lo que a mí respecta, me adhiero al tipo de cuentos de Scrooge y Marley y también al hijo descarriado que vuelve al hogar precisamente la noche de Pascua». Con estas palabras de O’Henry comienza Marta Rivera de la Cruz el prólogo de su antología, fijando el criterio del famoso cuentista americano que también hace suyo. Se trata de una selección de cuentos desperdigados por antologías: veintiséis relatos de diecisiete brillantes autores de la mejor tradición literaria.
La mayoría fueron publicados a principios del siglo XX y ese es el ambiente que se respira en ellos. Dostoievski y Bevavente en «Un árbol de Navidad y una boda» y «Nochebuena aristocrática» retratan con ironía o dureza el aspecto social de la fiesta. De la autora francesa Colette se han recogido tres relatos que publicó en «Le Matin». Otros cuentos son de autores que han obtenido el premio Nobel. De Jaroslav Seifert figura «El mercado de la plaza de Starometske», que recrea el ambiente de la navidad en Praga; la italiana Grazia Deledda enmarca su cuento en las tradiciones rurales de Cerdeña; Frédéric Mistral habla de las costumbres navideñas de la Provenza. Cierra la recopilación Valle-Inclán, con «La adoración de los reyes», que empieza y acaba el relato evangélico recreado en estilo modernista con unas estrofas en gallego popular.
El libro está bien editado, con grabados de la época de los archivos de la editorial Espasa alusivos a cada cuento. Cada autor es introducido por la antóloga con una breve biografía donde explica además cuándo y en qué circunstancias salió a la luz el cuento. Es curioso, por ejemplo, el caso de Francis Scott Fitzgerald, que pidió al redactor jefe de «Esquire» 150 dólares por su cuento. En 1939 era una cantidad excesiva, pero acabó cobrándola. Tradiciones navideñas se alternan en este libro con sentimientos que relacionamos con estas fiestas: la compasión ante la miseria, ambiente familiar, regalos de Reyes, cenas tradicionales de Nochebuena, etc. Sin embargo, en algunos relatos la Pascua es una pura excusa. La anécdota podría haber ocurrido cualquier día del año. Pero como se trata de autores consagrados, seguirán en el canon de los tradicionales cuentos de Navidad.
Carmen Montón