A Terry Eagleton, que ha reconocido su compromiso con el marxismo clásico en tiempos posideológicos, le gusta la polémica. El tema que ha elegido para este libro no es inocente: la cultura se ha convertido en un talismán para toda suerte de reivindicaciones, en un término sagrado que se ha ido progresivamente ampliando, hasta desbancar, ya en el campo político, la lucha por mejorar las condiciones materiales de vida.
Para un marxista tan coherente como pretende ser Eagleton, la divergencia entre cultura y naturaleza, propia del posmodernismo, independiza a las obras del espíritu de su entramado material y, por tanto, disuelve el potencial crítico y emancipador asociado precisamente a lo cultural. Sin embargo, su vocación liberadora también …
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