Aunque la ética política es tan antigua como el comienzo del pensamiento filosófico en Grecia, el interés por esta materia ha crecido en los últimos años. Ciertamente, se inscribe dentro de la crisis de valores que atraviesa el mundo occidental, que busca nuevos criterios para refundar y fortalecer la convivencia democrática. A la vez, no son pocos los escándalos que periódicamente afectan a políticos y funcionarios, también en las relaciones con el Tercer Mundo, especialmente necesitado de buen gobierno, para poder salir de veras del subdesarrollo. Finalmente, desde el Concilio Vaticano II, que afirmó la legítima autonomía del orden temporal, la reflexión teológica ha debido abordar con nuevos planteamientos cuestiones con frecuencia muy delicadas.
El autor tiene una profunda formación filosófica y es actualmente profesor ordinario de Teología Moral en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), y Consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1994. Este dicasterio romano ha intervenido en las últimas décadas con precisas notas doctrinales que arrojan luz sobre temas de gran actualidad para el trabajo de los creyentes en la vida pública. Algunos de esos textos son comentados por Rodríguez Luño, a veces, en artículos publicados en su día en las páginas de L’Ossservatore Romano, y reproducidos ahora en el libro con la pertinente actualización.
El lector puede repasar así un conjunto de cuestiones muy presentes en debates casi diarios. Arranca con unas reflexiones sobre la metodología ética que va a emplear, en intento de superar -sobre todo, desde las virtudes- tanto la ética de la polis aristotélica, como la moderna politización de la ética construida en gran medida por algunos filósofos del derecho contemporáneos.
En sus páginas aborda temas como la cultura de la vida, la tutela jurídica de la vida naciente, la responsabilidad de los políticos ante leyes gravemente injustas, laicidad y pluralismo, reconocimiento de las uniones homosexuales. Finaliza con una breve pero interesante aproximación al gran desafío que a la fe cristiana presenta el relativismo.
La obra se lee de un tirón, aunque el lector tiene la sensación al terminar varios capítulos que merecería cada uno un libro entero. Así sucede, de modo particular, con el dedicado a la formación de la conciencia en materia social y política según las enseñanzas de san Josemaría Escrivá, aparecido en Romana en 1997. Pero se puede repetir, con Gracián, que lo bueno, si breve, dos veces bueno.