José María Micó, catedrático de Literatura Española en la Universidad Pompeu Fabra, visita en este libro a un puñado de autores clásicos, en su mayor parte hispanohablantes, aunque también dedica espacio a los italianos Dante, Petrarca y Ariosto, de quienes ha editado algunas obras, como la Comedia (del primero). Junto a estos, desfilan por sus páginas Jorge Manrique, varios poetas del Siglo de Oro: Garcilaso, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Quevedo, junto a Rubén Darío, Gracián y Borges, si bien al hilo del relato aparecen otros escritores.
El valor de Micó reside en que no padece ese “triste especialismo que nos invade”, del que se lamentaba Menéndez Pelayo en su Historia de las ideas estéticas. Micó no es un especialista, sino un conocedor de nuestra historia literaria. Está en condiciones por tanto de dictar un magisterio crítico, pues posee una visión de conjunto que solo tiene quien ha estudiado muchas particularidades.
Al amante de la historia de la literatura española –y aun de la europea, pues Petrarca fue decisivo en ella–, le gustará este libro, que es más académico que divulgativo, pero de estilo claro. Su amplio saber, diacrónico, le hace hábil para relacionar unos autores con otros. Tal es el caso de Dante y Góngora, a cuya equiparación dedica un capítulo. Saber no es almacenar datos (conviene recordarlo en la era de la información), sino ser capaz de atar cabos, y eso hace Micó. Quizás el principal mérito del libro radique en que mientras se lee surge el interés por acercarse a las obras que glosa.
La literatura no solo es divertimento, placer estético, sino también fuente de conocimiento; en ello incide Micó, cuando se refiere a Dante, por ejemplo. En un momento de presentismo y obsesión por el futuro, este paseo histórico por algunos tesoros de la literatura puede suponer un buen contrapeso.