Este libro recoge los trabajos presentados en una jornada sobre la evolución de la familia en las sociedades occidentales, organizada por el Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo y por el Estudio Legal Pérez-Alhama. Expertos de distintas disciplinas reflexionan sobre las causas de ese proceso de transformación, centrándose sobre todo en los cambios culturales y jurídicos que más han influido en el concepto de familia.
Francisco J. Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla y editor del libro, llama la atención sobre la “fraseología emotivista” de las definiciones actuales del matrimonio. ¿Qué es lo que ha ocurrido, por ejemplo, para que el Tribunal Constitucional español eluda hablar de sexo al definir el matrimonio y lo reduzca, en cambio, a una simple “comunidad de afecto”?
Entre las causas filosóficas más remotas, Ignacio Sánchez Cámara y Benigno Blanco destacan el auge del relativismo y del subjetivismo como rasgos culturales de nuestra época. Si afirmamos que la razón es incapaz de comprender lo permanente en la naturaleza humana, la verdad sobre el hombre, entonces la libertad individual se convierte en el único criterio de orientación.
Pero para liberarse de la realidad hacía falta separar el sexo y la reproducción, algo que fue posible gracias a la píldora. Como explica Elio Gallego, el movimiento de la revolución sexual en los años setenta del siglo pasado y hoy la ideología de género se han encargado de llevar esa decisión personal a la agenda política, convirtiéndolo en un asunto público.
Es importante comprender que esos cambios ideológicos no se han gestado solamente en los escritorios de pensadores libertarios. Janne Haaland Matlary, exsecretaria de Estado de Noruega, explica la batalla política y legal que se está librando en Naciones Unidas para lograr que cale entre los Estados miembros la idea de que el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto son derechos humanos.
Para el profesor Contreras, el debate sobre las bodas gais es importante porque corona un proceso que empezó hace muchos años: el debilitamiento del fundamento biológico del matrimonio y el oscurecimiento de su dimensión institucional. Muchos no entienden que el matrimonio es una institución “con unas reglas intrínsecas, una lógica propia, determinada por las necesidades sociales a cuyo servicio está”.
El conjunto de estos capítulos ayuda a comprender este proceso de “privatización” del matrimonio, así como las ideas que pueden servir para rectificarlo. Entre otras: que los derechos y necesidades de los niños están por encima de los deseos de los adultos, o que los derechos humanos no se fabrican, pues de lo contrario nos quedaríamos sin argumentos para defender que son “inherentes e intrínsecos” a toda persona humana.
Otros capítulos del libro se centran en el análisis de los factores demográficos y socioeconómicos que también han influido en la transformación de la familia en Occidente.