Torremozas. Madrid (1993). 60 págs. 1.000 ptas.
A los ochenta y ocho años, esta escritora, la más destacada de la generación de] 27, sigue escribiendo con magnífica lucidez. Todos los poemas de este libro giran en torno a unos símbolos -vacío, sombras, luz, flores-, que expresan una realidad que trasciende la naturaleza y la palabra. El título constata esta aparente contraposición entre vacío y dones.
La lectura de este libro deja una huella de alegría, una intuición del más allá desde el presente terreno. La autora lo expresa con un estilo de imágenes cristalinas, de interpelaciones constantes al lector, de palabras precisas, de leves cambios irónicos o sentenciosos, siempre en un tono de gran claridad.
Luis Ramoneda