Otra novela de uno de los narradores españoles más sólidos y mejor considerados, que ha sido capaz de crear un territorio narrativo reconocible, fundamentado en las relaciones familiares –casi siempre desdichadas– y en el contexto del tardofranquismo y la transición española. En esos años transcurren los argumentos de sus últimas obras: Dientes de leche, El día de mañana, La buena reputación y la recién publicada. Su narrativa se fundamenta en los valores del realismo, también presente en sus rasgos estilísticos más notables.
El protagonista de Derecho natural es Ángel, un pícaro actor secundario de películas de serie B que va dando tumbos por la vida de fracaso en fracaso y de sablazo en sablazo, siempre embarcado en nuevos proyectos profesionales que irremisiblemente acaban en la ruina. Es un mentiroso compulsivo que no sabe asumir compromisos de ningún tipo, ni siquiera los familiares. Tiene un hijo pequeño –que también se llama Ángel y es el narrador–, pero no ha contraído matrimonio. Cuando trabaja en un rodaje, desaparece durante una temporada sin dar señales de vida, y estas ausencias y desconexiones empiezan a ser cada vez más largas. Luisa, su mujer, ha vuelto a quedarse embarazada y sobrevive gracias a trabajos ocasionales y a la ayuda de sus padres.
Tras muchos años de convivencia intermitente, y con la llegada de nuevos hijos, la situación familiar se complica por el incomprensible comportamiento de Ángel hasta que Luisa dice “basta” y rompe con él. La novela, que transcurre en Barcelona y Madrid, describe la evolución de los distintos miembros de la familia: el propio narrador; sus hermanos Manolo y Cristina y su hermanastra Paloma; la nueva vida de la madre como directora de una agencia de representantes de artistas, y la del padre, que ha abandonado el cine y se gana la vida en locales de Madrid y de la costa mediterránea, con sus imitaciones del cantante griego Demis Roussos. Ángel hijo, el narrador, ha terminado sus estudios universitarios y ahora es profesor de Derecho en Madrid.
Así es la historia de esta peculiar familia, llena de problemas, en un contexto en que los modos de vida y las apreciaciones morales sufren radicales cambios. A pesar de todo, como escribe el narrador, “por mucho que mis padres viviesen separados, seguíamos compartiendo una idea tradicional de la familia. La familia como algo consistente, duradero, casi diría inexorable”.
El telón de fondo son los años finales del franquismo y el principio de la Transición. Los acontecimientos políticos, aunque tiene peso en el relato, ocupan un plano secundario: lo que interesa al autor es reconstruir la sociología gris de aquellos años. En ocasiones, Martínez de Pisón introduce ingredientes de manera un tanto forzada (como los amores de Ángel hijo, con sus dosis de sexualidad) o que se apartan de la historia (como las reflexiones sobre la especialidad jurídica del narrador).
Martínez de Pisón sobresale en la reconstrucción de la atmósfera vital y social, conseguida mediante muchos detalles significativos. La perspectiva utilizada, de manera especial todo lo que tiene que ver con el padre, resulta un tanto excéntrica y es compatible con la insistencia en ciertos tópicos sociológicos. Las peripecias íntimas y profesionales del narrador no alcanzan el protagonismo que merecen, y el peso de la novela cae sobre Ángel padre, quizás el único personaje verdaderamente original. Como en otras novelas del autor, el argumento queda supeditado a los ingredientes realistas y costumbristas, lo más logrado de esta novela.