Luis Alberto de Cuenca, investigador del CSIC, miembro de la Real Academia de la Historia y Premio Nacional de la Crítica, de Poesía y de Traducción, ha sido director de la Biblioteca Nacional y Secretario de Estado de Cultura, y es unánimemente reconocido en el ámbito cultural como una de las grandes figuras actuales.
Suma ahora a su extensa obra Después del paraíso, que recoge en cinco epígrafes 106 poemas escritos “en plena edad tercera”, entre 2018 y 2021, con la intención de distraer a los lectores “de los pánicos cotidianos que pudieran agobiarlos”. El título se refiere a la expulsión del paraíso, “el favor de los dioses perdido para siempre”, al que sobreviven los hombres con inteligencia y sensibilidad, con la creatividad de la poesía que “mitiga las angustias del vivir”. Y con el epicúreo disfrute de la vida “que discurre en un espacio de frontera entre el Bien y el Mal”; del amor, “una sarta de embustes y patrañas… que te atraviesa de felicidad”; y del deseo, “tu dueño hasta el final de tu existencia”.
Estos son asuntos habituales del autor, junto con la pervivencia del mundo clásico, magníficamente recreado, y la literatura que “libra de la muerte, de la vejez y de la enfermedad”, y es tema y referente constante de sus versos. “Enseñanza para todo”, la literatura es en realidad una manera de ser y de existir, desde la que Luis Alberto de Cuenca interpreta con un irónico distanciamiento los relatos y mitologías (Eva y Blancanieves prueban la misma “maldita manzana”) que se han dado los hombres para tratar de entender el mundo y a sí mismos. A estos temas se añaden la pandemia, la vuelta a la infancia, el paso del tiempo, las plegarias a la Virgen del Carmen, o la indolencia de Europa ante el terrorismo.
En todo momento, son también reconocibles el extraordinario dominio de los recursos poéticos del autor, la gran variedad de estrofas, medidas y ritmos que utiliza. Y la atractiva mezcla de reflexión y vida cotidiana; de refinada erudición, cultura popular y sensualidad.
Se disfruta en esta nueva entrega de Luis Alberto de Cuenca, de una poesía con emoción (“La poesía sin emoción no existe”), en la que el autor se muestra con la misma claridad con que escribe, utiliza la literatura como un espejo y cuenta historias que interpelan al lector y le convierten en personaje.
Un comentario
Sin embargo, yo esperaba más sabiduría…Mi preferido es «Por fuertes y fronteras».