CIE-Dossat. Madrid (2003). 165 págs. 17 €.
Hace un par de años, Luis Daniel González publicó un monumental diccionario dedicado a la literatura infantil y juvenil, Bienvenidos a la fiesta (ver servicio 89/01), que se ha convertido en un importante libro de referencia para padres, profesores, bibliotecarios y todos aquellos interesados en este tipo de literatura. Después de este diccionario, publicó Donde vive la emoción (ver servicio 27/03), el primer anexo a Bienvenidos a la Fiesta, con lo mejor de la producción editorial durante el año 2002 y con nuevas voces y títulos que ampliaban la información que contenía el diccionario. Donde nacen los sueños mantiene la estructura y los objetivos de los dos libros anteriores. En principio, incluye los que, a juicio del autor, han sido los mejores títulos publicados durante 2003. Pero en cada nuevo anexo Luis Daniel González perfecciona la información ya existente, incluyendo sugestivas novedades. En este caso, junto a las habituales referencias a los cómics, los álbumes ilustrados, y los libros ya clásicos, aparecen reseñas de un buen número de autores hispanoamericanos que no ha sido editados en España y también se mencionan los álbumes ilustrados editados en español en los Estados Unidos. En total hay 175 nuevas voces y se amplía la información de otras 130.
Pero hay más: al igual que hicieron los autores clásicos, Luis Daniel González defiende un concepto amplio de la literatura infantil y juvenil que engloba también aquellos libros escritos para un público adulto, pero que también pueden ser perfectamente leídos por el público juvenil. La propuesta añade máxima actualidad a este libro, y los libros que se sugieren permiten conocer las posibilidades de la literatura juvenil desde una perspectiva eminentemente literaria, manteniendo los criterios didácticos.
La información que proporcionan este y los anteriores libros es fundamental para todas aquellas personas que quieran estar al día en la literatura infantil y juvenil. Luis Daniel González defiende que la mejor manera de fomentar la lectura es proporcionar a los jóvenes lectores libros atrayentes y con los mejores valores literarios. Pero, además, es consciente de la capacidad que tiene «la literatura para despertar ideales y orientar la vida detrás de unos u otros objetivos». Estos ingredientes también hay que tenerlos en cuenta a la hora de recomendar un libro, pues abundan los experimentos vacíos y los libros infantiles y juveniles escritos bajo la estela del didactismo de lo políticamente correcto.
Adolfo Torrecilla