Desde finales del siglo pasado existe un zigzagueante interés académico, político y empresarial acerca de cómo compaginar adecuadamente la carrera profesional con el desarrollo armónico de la familia. Chinchilla y Moragas, profesoras del IESE, han escrito este libro para mostrar una visión general y amplia sobre este tema. Se trata de un análisis que arranca esbozando un planteamiento antropológico con el que pretenden sentar los criterios fundamentales. Libertad, responsabilidad, coherencia moral, esfuerzo, compromiso, trascendencia e inteligencia emocional constituyen las pautas que ayudan a comprender los mecanismos que conducen, a la postre, al equilibrio entre hogar y empresa.
La segunda parte del libro desgrana la forma de aunar los intereses de la familia y del trabajo. Frente a la opinión de que resultan contrapuestos, y de que la empresa y el gobierno son los “culpables” de esta situación, Chinchilla y Moragas adoptan una actitud más integral. Por eso, hacen constante hincapié en cómo la persona desempeña su propio cometido. Aunque realizan alguna crítica a la legislación y a los modelos de empresa, las autoras manejan las pautas básicas (libertad, responsabilidad, esfuerzo, compromiso) para exponer un modo de “persona conciliada consigo misma”, “pareja conciliada consigo”, “familia conciliada” y, como consecuencia de lo anterior, “empresa conciliada consigo y con la familia”.
En esta obra, se revelan datos palmarios. En España se trabaja durante más horas que en el resto de Europa, pero la hora española produce menos que la hora europea. Los empleados dedican más tiempo cuando disponen de más libertad para organizar sus tareas. A menor tasa de divorcios y mayor de matrimonios, más estabilidad social y menos marginalidad. De cualquier modo, las autoras no han pretendido elaborar un manual de autoayuda, sino demostrar la importancia de la honradez personal para alcanzar la conciliación en la casa y en la oficina.
El libro usa formas diversas de argumentación: desde ejemplos de la vida cotidiana o relacionados con la náutica, películas o lugares comunes, hasta obras literarias, adagios, experimentos psicológicos o estudios de sociología. Se emplean cuadros y esquemas que resultan amenos y fácilmente comprensibles. Sin embargo, debido a este tono divulgativo, el texto se alarga quizá más de lo necesario.