Salamandra. Barcelona (2006). 317 págs. 17,50 €. Traducción: Gemma Rovira Ortega.
«El abanico de seda» transcurre en el siglo XIX, en un poblado remoto de la China imperial. La protagonista y narradora de la historia es Lirio Blanco, hija de una familia numerosa y no demasiado rica. La escasa fortuna de sus padres determina que la educación de la niña y sus hermanas sea crucial para conseguir el principal objetivo al que puede aspirar una mujer de su condición: concertar un buen matrimonio y convertirse en esposa digna.
La novela se divide en tres capítulos que se corresponden con los ciclos de la vida de las mujeres: los años de hija, o primera infancia; los años de cabello recogido, etapa en la que las jóvenes se preparan para ser esposas; y los años de arroz y sal donde asumen todas las obligaciones de la vida adulta. Paralelamente al crecimiento de la protagonista se desarrolla su amistad con Flor de Nieve, su «laotong» o «el otro yo», vínculo que sirve como hilo conductor del relato.
El libro es prolijo en la descripción de tradiciones de la época, tales como el vendado de los pies de las niñas, los ritos nupciales o el aprendizaje de un lenguaje femenino secreto, el «nu-shu». Es a través de los mensajes codificados en esta escritura como las mujeres chinas expresan su pensamiento y su creatividad, algo inalcanzable en los demás ámbitos de su vida.
A pesar de que la novela está contada en primera persona, parece provenir del punto de vista de alguien totalmente ajeno a la historia. Los personajes son demasiado planos y la descripción de ambientes peca de generalista, cayendo en los clichés más comunes de las historias orientales. Aunque es patente el esfuerzo de Lisa See por documentar la historia, los datos no quedan bien engarzados en el desarrollo de los acontecimientos.
Esther de Prado Francia