Tras La reina sin nombre e Hijos de un rey godo, María Gudín (Oviedo, 1962) cierra con El astro nocturno su trilogía sobre el reino godo. La novela, amena y bien documentada, se inicia con los estertores del reino de Toledo, gobernado por el “usurpador” Rodrigo, y aborda después la invasión musulmana de la Península y la reacción que la historiografía conceptuaría a finales del siglo XVIII como “Reconquista”.
La narración, vasta en pormenores y, sin embargo, vertiginosa, se sirve casi siempre del presente de indicativo para trasladar al lector al ritmo de las crónicas medievales. El protagonista es Atanarik (Tariq ben Ziyad), un noble visigodo hijo del caudillo bereber Ziyad, que busca apoyos en el Norte de África para deponer a Rodrigo.
Gudín ha sabido resolver con inteligencia los puntos oscuros de la historia –que son mayoría en este período–, optando en cada caso por la hipótesis más verosímil. Acierta, por ejemplo, cuando describe la multitud de intereses encontrados que aspiraban a un mismo fin –el derrocamiento de Rodrigo–, así como en el cuadro de los distintos pueblos, clanes y credos que configuraban la realidad hispana del siglo VIII d.C.
Pero El astro nocturno no es un ensayo histórico, ni lo pretende. Junto al rigor documental, hay espacio para las leyendas, como la de una poderosa copa de oro, un leitmotiv en el conjunto de la trilogía, que sitúa esta obra en el ámbito de la pura ficción.
Al igual que sucede con otros libros de parecido corte, la trama se adereza con una abigarrada galería de personajes que ilustran el amor, la lealtad, la traición, el odio y la sed de justicia –valores universales y atemporales– en un mundo en crisis.
La última parte del libro, “Los hombres de las montañas”, se centra en Pelayo, Belay para las crónicas musulmanas, un personaje que la autora presenta como el antiguo capitán de la Guardia Palatina y un proscrito con sólidas dotes de mando, capaz de derrotar al general Al Qama en la mítica Cova de Ongar.
Una novela y, por ende, una trilogía muy aconsejable para ahondar en un período de la historia de España sobre el que aún no se ha dicho, ni se dirá nunca, la última palabra.