José María Barrio, profesor de antropología pedagógica de la Universidad Complutense, propone una interesante reflexión sobre la educación en la que se asoma a la tradición socrática y aristotélica. Frente a una “teoría de la educación” desencantada y frívola, posmoderna, reivindica una pedagogía basada en el diálogo y recupera el papel del maestro. Según Barrio, este es quien hace posible la apertura del alumno a la realidad que le rodea.
“Es imposible educar desde la actitud del relativismo”, escribe en el prólogo. De esa forma, la propuesta de la pedagogía realista, que considera al hombre como un ser capaz de alcanzar la realidad de las cosas y comunicarla, se antoja indispensable. La alusión al método socrático es realmente oportuna ante un panorama educativo como el actual, en el que es fácil sucumbir a las tentaciones de la nueva sofística.
En cualquier caso, aunque la importancia de la educación está fuera de duda, Barrio relaciona el contexto educativo con el político y el moral. En efecto, siempre que alguno de estos ámbitos se resiente, los otros quedan también sometidos a desvirtuaciones. De ahí que para Barrio la solución de los problemas educativos sea responsabilidad de toda la sociedad.