Ford Hermann Hueffer nació en 1873. Su padre era católico de origen alemán y su madre, hija del pintor Ford Madox Brown. Fue admirador de Henry James y de Joseph Conrad, con quien colaboró en algunas obras, y promotor de escritores como Joyce, Lawrence o Pound, a través de las revistas de vanguardia que dirigió en Londres y París. Murió en 1939.
El buen soldado, su obra más destacada, se publicó en 1915. La novela es una crítica demoledora de la sociedad victoriana, y narra la tragedia de dos matrimonios. En el relato de los hechos hay mucha ironía, ambigüedad, contradicciones, escepticismo, para resaltar el contraste entre la apariencia y la realidad, entre una sociedad que desaparece, la victoriana, y la que se anuncia a partir de la Gran Guerra. Junto a la crítica hay también cierta nostalgia por esa sociedad en vías de extinción.
En el aspecto formal, El buen soldado es también una revisión de los gustos de la literatura victoriana. En esta predominaba el relato lineal, de autor omnisciente, con un sentido moral y afán de objetividad. En cambio, Madox Ford, que estudió a fondo las técnicas de la narración, adopta un estilo que algunos llaman impresionista. Uno de los personajes narra en primera persona los acontecimientos de que ha sido testigo. Los saltos en el tiempo, la inclusión de puntos de vista personales, la manifestación de sus dudas sobre lo que relata son constantes, como un rompecabezas que sólo al final se completa. Lo subjetivo predomina sobre lo objetivo, y no hay ningún deseo moralizador, sino mostrar unos hechos y dejar que el lector saque sus conclusiones.
Con esta estructura tan novedosa entonces, el novelista hizo un trabajo notable para conseguir mantener la tensión dramática y el interés del lector.