Península. Barcelona (1996). 121 págs. 1.200 ptas.
Un autor que tradicionalmente se ha inclinado por fórmulas socializantes expone aquí su visión de la influencia del sistema capitalista en la sociedad actual, tanto en lo económico como en lo sociopolítico. Aunque profesor de economía, Heilbroner se acerca al tema como lo haría un sociólogo o un historiador de las ideas, con resultado a veces un poco oscuro.
El propósito del ensayo es averiguar cuál es la fuerza que otorga al capitalismo su característica capacidad de transformación. El capitalismo, que se basa en la ambición de acumular capital, trastocó las costumbres, las instituciones y la visión de la realidad, al mismo tiempo que desarrolló un mercado al que acceden cada vez más individuos. Para este economista, el capitalismo, sinónimo de mercado, es un sistema totalizador de la sociedad, lo ocupa todo y genera unos lazos inextricables entre lo económico y lo social: se crea una mutua dependencia entre la sociedad y el sistema, entre la economía y el gobierno del Estado. En el orden social, el capitalismo permite mayores cotas de libertad individual que ningún otro sistema porque permite al hombre integrarse en el mercado, ofrecer su propio trabajo individualmente y mantenerse por sí mismo; lo cual no significa que el individuo disponga de mayor libertad integral si se incrementa la acumulación de capital.
En la parte final, intenta fijar las pautas que debe seguir el capitalismo del futuro. Heilbroner se decanta por una opción mixta entre el mercado y el Estado: cree que llegará un momento en que los capitalismos -en plural, porque en cada país es distinto- serán superados. El poscapitalismo no será un socialismo a la soviética ni será aplicable el modelo sueco. Su posición está en la economía participativa, en la que las decisiones serán tomadas en conjunto y se decidirá el reparto de bienes sin planificadores. Reconoce su utopismo, pero confía en que la sociedad igualitaria superará a los capitalismos individualistas.
Carlos Segade