Tras la publicación de Suite francesa en 2004, que tuvo un rotundo éxito, continúan reeditándose las obras de Irène Némirovsky, nacida en 1903 en Kiev y asesinada en 1942 en Auschwitz. Procedente de la burguesía exiliada tras la Revolución, ya desde su primera novela, David Golder, utilizó como argumento las vicisitudes de los judíos rusos exiliados.
En esta ocasión, la trama se centra en los revolucionarios rusos que vivían exiliados en Europa. El protagonista es León M., hijo de revolucionarios ya fallecidos que ha sido educado por miembros del Partido Comunista en el exilio. Su destino ya está preparado, pues le eligen para que cometa un atentado terrorista en el que la víctima debe ser el temido Ministro de Instrucción Pública del zar Nicolás II, Valearían Alexándrovich Kurílov.
Cuando en 1903 recibe el encargo, León diseña un plan para lograr introducirse en el círculo íntimo de Kurílov. Al final consigue que se le contrate como médico personal, ya que el Ministro, enfermo, suele tener graves y serias recaídas. Desde su privilegiada posición asiste al espectáculo, con sus luces y sus sombras, de la vida de uno de los ministros con más poder. Casado en segundas nupcias con una cantante, sus enemigos han conseguido que el zar no vea con buenos ojos ese matrimonio, lo que acabará por costarle el puesto. León ve en directo las debilidades de Kurílov, su vida familiar, los oscuros entresijos del poder… También comprueba que los ideales por los que él va a arriesgar su vida quizás no merezcan tanto, ni siquiera acabar con la vida del Ministro.
Breve, intensa, pero un tanto previsible en su resolución, El caso Kurílov describe la intimidad de la vida de un todopoderoso ministro del zar y, también, la ciega pleitesía de unos revolucionarios programados para somteterse a las estrategias políticas. Novela que recrea también el ambiente de una época.
