En la mayoría de los países occidentales, el sexo constatado a la hora de nacer, que se corresponde con el genético, ha pasado a no ser determinante de la identidad sexual. Se lo considera como algo impuesto de modo arbitrario, una condena injusta a un rol social. La identidad de género debe ser autodeterminada, por encima del sexo biológico. El género es entendido, pues, como el sentimiento de pertenencia a una identidad (femenina, masculina, no binaria, etc.) que puede cambiar a lo largo de la vida.
Por otra parte, la disforia de género se define como el sufrimiento derivado de la discordancia entre el sexo biológico y el que la persona siente. Este malestar ha de recibir una doble respuesta: social y médica, que se traduce en un proceso …
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