El siciliano Leonardo Sciascia (1921-1989) goza ya de la consideración de clásico moderno, con obras que siguen reeditándose continuamente, como El Consejo de Egipto, El caballero y la muerte, Puertas abiertas, El contexto, La bruja y el capitán o La desaparición de Majorana. Comprometido por sus ideas políticas radicales, su obra literaria le sirvió para denunciar el abuso de poder; por eso muchas de sus novelas están ambientadas en situaciones reales. Una parte de su literatura se desenvuelve en la Sicilia de la posguerra, con la peculiar actividad y proyección social de la mafia como el eje de algunos de sus argumentos. El día de la lechuza es su primera novela sobre la mafia y sus consecuencias de inseguridad, violencia, injusticia e influencia política.
El día de la lechuza es una nueva traducción de Il giorno de la civetta, que Tusquets había ya editado hace más de diez años. En ella se cuenta la historia del asesinato de un pequeño constructor siciliano del pueblo S., al que tirotean cuando se disponía a subirse al autobús de línea a Palermo. Los pasajeros del transporte dicen no haber visto nada y además el tema se complica porque unas horas más tarde una mujer denuncia la desaparición de su marido, un campesino podador. El capitán de carabineros Bellodi -antiguo partisano, que procede de Parma, y por lo tanto es “continental” y ajeno a la peculiar dinámica social siciliana de posguerra- se empeña en llevar con rigor una investigación sujeta a la profesionalidad y los ideales de verdadera justicia, a pesar de las dificultades que se derivan de la implicación política y económica de un entramado que parece salpicar a altas instancias.
La novela está muy bien planteada y el tema apunta amplitud, interés y profundidad, suficientes ingredientes para una novela que dice mucho en pocas páginas, y lo dice muy bien.
