Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid (2000). 121 págs. 850 ptas. Traducción: Gabriela Álvarez Insúa.
Un acontecimiento ridículo es el detonante de esta maravillosa novela corta. En ella, Conrad enfrenta repetidas veces a lo largo de sus vidas a dos tenientes de húsares de la época napoleónica. Lo absurdo del orgullo de uno y la tozudez cerril del otro son los elementos claves que utiliza el autor para ridiculizar los pomposos planteamientos decimonónicos del honor y la nobleza. La mirada de Conrad es, en parte, afín a la de estos dos personajes, que contemplan cómo se desmorona el Antiguo Régimen por el que lucharon. Les mantiene aún vivos un duelo del que apenas recuerdan ya el motivo, pero que les hace seguir arriesgando sus vidas inútilmente por las exigencias formales de una época que, también, se desmorona con ellos.
Parábola de la cerrazón humana, sí, pero también de una sutileza de tipo psicológico propia solo de los grandes autores. Pocos literatos hay que, como Joseph Conrad, sean un valor tan seguro de calidad, aunque algunos planteamientos realistas en los que se formó el escritor británico hayan quedado un poco envejecidos. El duelo se lee de un tirón y con grandísimo placer de historia bien contada.
Andrés Barba