El enigma cuántico es una obra de difícil clasificación, a caballo entre la física y la filosofía, y constituye una reflexión profunda, original y detallada. Pretende explicar las razones por las que los experimentos mecánico-cuánticos nos parecen tan alejados de la experiencia macroscópica observada en el mundo real.
Su autor, Wolfgang Smith (Viena, 1930), de nacionalidad estadounidense, es doctor en matemáticas, físico, filósofo de la ciencia y autor de numerosas publicaciones especializadas. Las interpretaciones clásicas de la física cuántica nos llevan a explicar el universo como algo extraño, alejado de nuestra intuición, pero ello se debe, en opinión de Smith, a que la física se ha dejado llevar por un cartesianismo matemáticamente productivo y se ha alejado del objeto físico de la realidad. Así, por ejemplo, el hecho que no se pueda predecir de antemano el resultado de lanzar una moneda al aire no implica que la moneda esté indeterminada. El espacio y el tiempo no se imponen a la realidad al estilo kantiano, sino que están potencialmente inscritos en la propia realidad y se ponen de manifiesto al medir los observables del objeto físico.
El autor reivindica la metafísica como la clave para la comprensión de la conjunción entre lo indeterminado y lo determinado mediante la causalidad, pero no una causalidad de los fenómenos que se despliega temporalmente, sino de otra que denomina vertical, más profunda, que se sitúa fuera del tiempo, y que sirve para complementar la primera. Tomando elementos de la teoría hilemórfica griega y de la causalidad tomista, navega por la fenomenología de la experiencia física, creando constantes metáforas sobre los conceptos de potencia y acto. Termina asimismo coqueteando ligeramente con el Diseño Inteligente, aunque no todos sus partidarios comulgarían con las ideas de Smith.
El libro no tiene una lectura sencilla por la dificultad y hondura con que se tratan los temas. Para una comprensión profunda son necesarios conocimientos de física y sobre todo de filosofía, especialmente de metafísica tomista y filosofía racionalista cartesiana y laplaciana. No obstante, las últimas 30 páginas contienen un apéndice y un glosario que explican las nociones físicas necesarias para que los no expertos puedan seguir su desarrollo.
No se puede decir que la interpretación de la realidad cuántica que describe el autor en esta obra no sea original y exhaustiva, complementando la interpretación tradicional de Copenhague e incluso las ideas filosóficas sobre la física con la que trabajaba el propio Heisenberg. Desde este punto de vista, se trata de un texto fundamental para quienes tengan interés en la filosofía de la ciencia y en cómo puede reutilizarse la metafísica escolástica para comprender los avances científicos.