Con la publicación del tercer volumen de la biografía El Fundador del Opus Dei (ver artículos relacionados), Andrés Vázquez de Prada completa un trabajo que inició su andadura en el año 1977.
Vázquez de Prada ha contado con una documentación muy rica y, hasta el momento, inédita, procedente fundamentalmente del archivo de la prelatura del Opus Dei y de los trabajos de investigación y búsqueda de fuentes realizados tras el fallecimiento del fundador. El uso de estos documentos -especialmente los Apuntes íntimos, el epistolario y otros escritos del fundador-han aportado perspectivas nuevas que enriquecen el conocimiento sobre san Josemaría.
El tercer volumen se ocupa de los últimos treinta años de la vida de Josemaría Escrivá y comienza con el traslado de su residencia a Roma en 1946. Para ese momento se puede decir que los grandes rasgos de su personalidad están consolidados; su vida espiritual está fuertemente arraigada en Dios, tras las dolorosas experiencias de la purificación pasiva y noches oscuras; el apostolado se amplía por todo el mundo, más allá de su presencia física. Son los tiempos de la manifestación fecunda de su profunda vida espiritual. Y, sin embargo, el transcurso de los acontecimientos se presenta externamente menos dinámico: hay largos periodos de años en que apenas se mueve de Roma y su tarea de fundador y de pastor se lleva a cabo de ordinario desde un despacho.
Al mismo tiempo, los escenarios de su presencia y de su influjo se diversifican y el número de personas que entran en relación con él aumenta considerablemente. Todos estos factores no facilitan la tarea al biógrafo. Estas dificultades las solventa, por una parte, al desvincular su narración de un estricto orden cronológico: desarrolla los temas siguiendo un cierto esquema temático, que le permite sintetizar de un modo unitario los distintos argumentos. Con este método trata los trabajos del itinerario jurídico, necesarios para la aprobación pontificia del Opus Dei; se adentra en el esfuerzo por romanizar la Obra, asentando la sede central en la Ciudad Eterna; nos presenta a san Josemaría en su papel de gobernante y formador, para concluir con los años del Concilio Vaticano II, su conducta en la crisis que padeció la Iglesia tras el Concilio, los últimos años, con una intensa actividad sacerdotal por tierras de la península Ibérica y América, y el relato de su muerte.
Si bien la vida de san Josemaría se identifica con el Opus Dei, también es cierto que la historia del Opus Dei hasta 1975 sobrepasa los límites de su presencia y actividad. Por eso, no sorprende que no aparezcan muchos lugares, personas o acontecimientos, bien porque se ha de hacer una labor de síntesis en la redacción, bien porque van más allá de la presencia y responsabilidad del fundador, bien por pertenecer al ámbito de la historia personal de gente del Opus Dei.
Con todo, el autor no elude el trato de los temas que en su momento fueron objeto de interpretaciones encontradas, como, por ejemplo, la participación de algunos miembros del Opus Dei en los gobiernos del general Franco, la solicitud del marquesado de Peralta, o algunas contradicciones habidas dentro del ámbito eclesiástico, entre otros asuntos. Andrés Vázquez de Prada entra en los temas con rigor y sobriedad y deja que sea el lector, a la luz de la información aportada, quien se forme su propio criterio.