En los países desarrollados sabemos que existe el hambre, conocemos entidades que trabajan en cooperación al desarrollo, incluso en nuestros propios países, para paliar el hambre que, aun de otra manera, puede convivir bien cerca. Pero a menudo el hambre aparece en sordina, como “un tema”, algo que de vez en cuando se recuerda y que mueve a una piedad pasajera. Pero el hambre son personas hambrientas.
A nivel internacional, los datos hablan de 800 a 900 millones de seres humanos que no comen lo suficiente y que viven en la incertidumbre constante de enfrentarse cada mañana a la búsqueda de alimento para ellos y sus hijos. Que malviven, enferman y mueren entre otras razones por ese hambre estructural –lo llaman desnutrición, malnutrición– qu…
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