Cuenta Leonardo Padura en esta novela que una vieja amiga de Trotsky, escapada de Rusia a Finlandia, escribió al famoso revolucionario: “Es terrible que un sistema nacido para rescatar la dignidad humana haya recurrido a la recompensa, la glorificación, el estímulo de la delación, y que se apoye en todo lo humanamente vil. La náusea me sube por la garganta cuando oigo decir a la gente: han fusilado a M., han fusilado a P., fusilado, fusilado, fusilado. Las palabras de tanto escucharlas, pierden su sentido. Las gentes las pronuncian con la mayor tranquilidad, como si estuvieran diciendo: vamos al teatro. (...) Siento que hemos llegado al fin de la justicia en la Tierra, al límite de la indignidad humana. Que han perecido demasiadas personas …
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.