Anagrama. Barcelona (1994). 188 págs. 1.300 ptas.
Un cazador dispara a una torre de alta tensión y deja sin luz a un pueblo en el que viven «el cazador, el cura, el alcalde y ochocientas catorce personas más, si se cuentan los muertos del cementerio». La oscuridad hace que afloren el lado oculto, los deseos y las ambiciones de sus habitantes, y también las vidas de objetos, animales y plantas.
Con un estilo cuidadísimo, sencillo y atrayente, Sergi Pàmies (París, 1960) alterna los episodios de este pequeño mundo en dos capítulos de unas sesenta breves secuencias cada uno. De un tirón y con una sonrisa se lee con facilidad esta novela que tiene un poco de todo: desde expresiones cercanas a las greguerías de Gómez de la Serna -«el cartel de neón parece el cadáver de una serpiente»- y estupendas descripciones de la naturaleza, hasta recetas de cocina o historias de ríos. Destaca, no obstante, la visión desmitificadora y distante del autor, y el suave desengaño en que pasan la vida algunos de sus protagonistas.
En algunas ocasiones, el libro cae en lo irreverente o en lo escabroso, único contrapeso de una novela agradable en conjunto. Con ella Sergi Pàmies consiguió en 1992 el premio a la mejor novela publicada en catalán.
Pedro Luis López Algora