Ediciones B. Barcelona (2005). 426 págs. 22,95 €. Traducción: Antonia Menini.
Grisham ha cimentado su éxito en su facilidad para contar de modo ágil y claro algunos enredos jurídicos sofisticados y, de paso, para introducir al público en los vericuetos del funcionamiento de la justicia norteamericana. Con el paso del tiempo, las veces que se ha salido del mundo de abogados y jueces ha probado sus condiciones de narrador, aunque con recursos limitados pues casi siempre ha contado las cosas del mismo modo, y ha ido entregando libros cada vez menos pulidos en el texto y en las tramas. Se ve que ha renunciado, si alguna vez se lo propuso, a pasar a la historia de la literatura, y seguramente tiene unos plazos de entrega que cumplir y los negocios son los negocios. En este caso es una pena, pues no hay duda de que podría haber convertido «El intermediario» en un «thriller» digno. Pero ni el arranque, ni el relleno, ni el final, ni el dibujo de personajes, ni el núcleo del argumento están al nivel de las primeras novelas de Grisham. La misma «Nota del autor» del final refleja un tanto el descuido y la rapidez en la confección.
Luis Daniel González
