Taurus. Madrid (1993). 575 págs. 2.500 ptas. Edición original: Cerf, París, (1987).
Jean Gaudemet es, por este orden, un buen romanista, historiador y canonista. Si a ello se añade la tendencia de los juristas franceses a la sociología jurídica, se entiende enseguida que este libro sea una mezcla de esos cuatro ingredientes. No es, pues, un libro para el gran público, sino más bien para expertos. Su objetivo es condensar las vicisitudes de la institución matrimonial a través de dos milenios. Lo que es tanto como decir que es una buena historia del matrimonio canónico: de sus orígenes, sus incertidumbres, su apogeo, su coexistencia y contiendas con los derechos civiles, y algo de su regulación actual.
Efectivamente, la historia del matrimonio en Occidente ha conocido tres grandes momentos. El de la Roma antigua, cuyo derecho rigió a todo un Imperio, pero respetando las costumbres locales. La Iglesia nacería dentro de ese Imperio, e inicialmente hizo suyo ese derecho, pero adaptándolo a la moral cristiana y, poco a poco, transformaría totalmente el modelo romano. Luego, cuando desapareció toda forma de Estado y la anarquía bárbara creó un vacío legal, la Iglesia continuó elaborando un derecho matrimonial de singular riqueza, que fue el modelo matrimonial de todo Occidente. El monopolio jurisdiccional y legal duró hasta que la reforma protestante y el nacionalismo de Estado se atrajeron mutuamente. Comienza la etapa (del XVI en adelante) en que se agravan las tensiones entre el modelo matrimonial canónico y el modelo civil que va poco a poco surgiendo y que, por lo menos en sus orígenes, no fue más que «una rama arrancada del tronco canónico, plantada en tierra nueva». El análisis -bien logrado- de esas tres etapas es el objeto del trabajo de Gaudemet.
Al final del libro, el autor hace algunas observaciones sobre la crisis actual del matrimonio. Aquí ya no lo hace como historiador, sino como sociólogo. Y como el libro se publicó en Francia en 1987, las estadísticas manejadas en la traducción castellana están ligeramente desfasadas. Su conclusión: esta crisis no es algo especialmente singular. En todos los tiempos, el matrimonio se ha mostrado frágil. «Sometido a las fiscalizaciones de las sociedades religiosas y civiles, a las presiones de las familias y a las esperanzas y las decepciones de la pareja, sigue caminando a través de los obstáculos, desafiando los peligros y siempre triunfante».
Rafael Navarro-Valls