Primera novela de Helen Simonson, escritora británica que reside en Estados Unidos. El argumento se centra en el personaje del mayor Pettigrew, militar retirado, viudo, que vive en el pequeño pueblo inglés de Edgecombe St. Mary, donde se respetan las tradiciones y las costumbres más típicas de la cultura inglesa. Su vida se basa en el honor y en el apego a unos valores que ya no parecen encajar del todo bien con el ritmo de la vida moderna, lo que le ha conducido a llevar una vida solitaria y sencilla, especialmente tras la muerte de su esposa. Pettigrew tiene un hijo que no ha querido seguir la tradición familiar de dedicarse al ejército y trabaja de ejecutivo en Londres.
La novela comienza cuando el mayor Pettigrew recibe la noticia del repentino fallecimiento de su hermano menor. Las circunstancias provocan que tenga un fluido trato con la señora Ali, quien regenta la pequeña tienda de ultramarinos del pueblo. Pettigrew descubre en la señora Ali, también viuda, a una mujer divertida, sensible, intelectual, amena y que conecta perfectamente con los valores que él defiende. Ali, de origen paquistaní, ha nacido en Inglaterra y su vida refleja la de otros muchos compatriotas que han sido educados tanto en los valores de su país de origen como en los de la metrópoli. Entre los dos, con sus altibajos y problemas, se establece una entrañable corriente de amistad que culmina en un previsible enamoramiento.
Junto con la originalidad de esta relación y los atrayentes caracteres de los dos protagonistas, lo mejor de la novela son los personajes secundarios que complican la existencia del mayor Pettigrew y la señora Ali. Por un lado, Roger, el hijo del mayor, el estandarte de la frívola vida moderna, con una visión mercantilista de las relaciones humanas y amorosas. Por otro, Abdul Whahid, el sobrino de la señora Ali, que se debate entre los férreos valores de su religión y la vida occidental. Alrededor, la compleja, estratificada y efervescente vida social del pequeño pueblo, donde la obsesión por las apariencias impide a veces la naturalidad y la auténtica amistad.
Con estos ingredientes, Simonson ha escrito una novela en la que, con un humor muy inglés, se habla del amor entre personas ya mayores, la relación entre diferentes culturas y religiones, la hipocresía de cierta vida social y la vaciedad de la vida moderna. Y todo narrado de una manera amable y sencilla, con una prosa tranquila y equilibrada que permite a la autora adentrarse en la atrayente intimidad de los protagonistas. Sin embargo, Simonson cae en lo políticamente correcto a la hora de solucionar algunos de los conflictos morales –algunos forzados– ocasionados por personajes tan diferentes.