Planeta. Barcelona (1997). 216 págs. 2.200 ptas.
En su tercera novela publicada, la autora aborda por primera vez la época actual, vista no tanto desde el cielo como a través de los colores de la paleta del protagonista, un pintor español de mediana edad y éxito internacional. En el momento en que está a punto de quemar la que podría haber sido su obra maestra, fruto de largos años de trabajo, se detiene a resumir la historia de su vida, hecha de pasión por el arte y de incapacidad de amar y conservar junto a sí a quienes le amaron.
El desarrollo argumental es el que corresponde a una típica novela de personaje, centrada en uno solo mientras que los demás quedan desdibujados, con perfiles anodinos y convencionales. El artista desmenuza con palabras la imagen que tiene de sí mismo, en forma tan minuciosa que revela tendencia a la obsesión. El entramado de rencores, bloqueos afectivos y egocentrismo que despliega en este autorretrato verbal no es muy original. La autora, con un enfoque epidérmico del tema tratado, da más importancia al estilo que al fondo de la trama, lo que produce cierto efecto de retórica esteticista, a la vez que incurre en errores léxicos tan evidentes como el de «atravesar la Tierra en el Concorde». El despliegue de erudición plástica y las concesiones eróticas calculadamente limitadas son recursos fáciles para lograr una lectura sin esfuerzo pero que apenas deja huella.
Pilar de Cecilia