Loren Graham y Jean-Michel Kantor relatan una controversia matemática en la que la genialidad personal y la vivencia mística ayudaron a solventar lo que al frío cartesianismo se le antojaba insalvable. El libro desentraña el marco histórico, político y religioso en el que se desarrolla la teoría de conjuntos y el enfrentamiento entre dos escuelas: la francesa (con Borel, Lebesgue y Baire, y la gigantesca sombra de Poincaré) y la de Moscú.
La inquietud rusa por el problema del infinito consiguió romper los estrictos márgenes metodológicos con los que la mentalidad positivista cercaba la genialidad y el progreso de la ciencia. Egorov (fundador de la Escuela de Moscú), Luzin y Florenski recurrieron a la filosofía y a la religión para afrontar …
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