La norteamericana Mary McCarthy (1912-1989), tras quedarse huérfana muy joven y después de pasar una temporada con sus rígidos tíos, se escapó para ir a vivir con sus abuelos paternos, y así pudo estudiar. En los años 30 trabajaba en los periódicos más influyentes de Nueva York, alcanzó fama de periodista y escritora satírica, y se codeó con los grandes intelectuales de la época.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la paranoia anticomunista del macartismo y la amenaza de un conflicto nuclear provocaron tensión en el país. En ese ambiente, y fruto de sus inquietudes, Mary McCarthy escribe El oasis en 1949.
La autora era una activista, se había opuesto al macartismo, y más tarde se declararía contra la la guerra de Vietnam; también había tenido sus desencuentros con los partidarios del comunismo. En esos años, decide reflejar por escrito sus experiencias políticas, inspirándose en gente conocida. En la introducción al libro, la periodista y escritora estadounidense Vivian Gornick sitúa al lector en el contexto sociológico e ideológico que rodea esta novela.
El oasis cuenta cómo a finales de los años cuarenta un grupo de intelectuales neoyorquinos deciden abandonar la ciudad y se alojan en un hotel rodeado de cabañas en Nueva Inglaterra, lugar al que bautizan con el simbólico nombre de Utopía. Lo hacen en señal de protesta contra la política imperante y para desarrollar sus proyectos ideológicos. El grupo aparece desde el principio dividido en dos bandos bien delimitados: los realistas, que son de izquierdas, liderados por el exmarxista William Taup, y los puristas, de ideas conservadoras, que tienen al frente a un editor llamado MacDougal MacDermott.
La novela se convierte así en una fábula satírica, en la que su autora exhibe su pluma más afilada y mordaz para mostrar la incapacidad de los intelectuales para cambiar la sociedad. McCarthy describe esta aventura con un ritmo vertiginoso que no da tregua; además, con gran mordacidad, muestra la vida cotidiana de Utopía con secuencias y personajes muy pintorescos y divertidos que a veces rayan en lo ridículo.
La novela, que Hannah Arendt describió como “una pequeña obra maestra”, resulta una inteligente parodia acerca del sueño fallido de una generación de intelectuales norteamericanos, narrada con agudeza y sentido del humor.