Este libro, escrito como una autobiografía ficticia de Charles de Foucauld, es una maravilla. Lo es por el personaje, beato desde 2005, que tiene una historia conmovedora y apasionante. Pero, también, por el modo de contarlo el autor, de asomarse al mundo interior y a las zozobras de aquel soldado explorador, desmesurado primero en los placeres y, luego, en el amor a Dios y a los hombres.
Charles de Foucauld fue un vizconde francés nacido en 1858 que, tras una juventud de considerables vaivenes como militar y un considerable éxito explorando Marruecos, se convierte y se hace religioso y se ordena sacerdote más adelante. Fue un hombre inquieto en búsqueda de un camino espiritual de identificación con Jesucristo y de entrega total al Creador …
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