Cuarto episodio de las aventuras protagonizadas por el soldado Diego Alatriste (ver servicios 3/97 y 13/98). A su regreso de las guerras de Flandes, en 1626, Alatriste recibe una carta de D. Francisco de Quevedo, que le propone ir a Sevilla para dirigir una operación muy especial.
La obra tiene una proyección de carácter social e histórico más allá de lo que en apariencia sería una típica novela de capa y espada. Las aventuras de Alatriste encarnan la imagen de una España decadente y corrupta, donde las riquezas americanas engendran haraganería, avaricia y traición, empobreciendo a la larga al país. El autor, aunque llegue a conclusiones muy personales, propias de novelista y no de historiador, ha reunido mucha información sobre detalles costumbristas, de modo que ofrece una colorista crónica de época, expresiva y certera. El estilo ágil, con giros arcaicos bien empleados e inteligibles aún hoy, y el dinamismo de la acción, hacen fácil y entretenida la lectura.