Debate. Madrid (1993). 177 págs. 1.575 ptas.
Clara Sánchez (Guadalajara, 1953) comenzó a publicar algo tardíamente pero con la madurez propia de la edad. Su primera novela, Piedras preciosas, es de 1989. En ella ya cultiva la línea intimista que caracteriza sus otras dos novelas, No es distinta la noche (1990) y El palacio varado (1993).
El hilo argumental de El palacio varado es muy tenue; se compone de evocaciones de la niñez de una mujer, sin orden cronológico, que van surgiendo caprichosamente, vinculadas a múltiples impresiones. Pero la autora recupera no sólo esas vivencias sino el mundo interior infantil desde el que se aborda la narración. No se trata, pues, de un relato de recuerdos, sino de una recuperación de esos recuerdos en su estado virginal.
La anécdota es mínima. Clara Sánchez se mueve con más soltura en el detalle psicológico, en la menudencia intimista. A este terreno, que conoce muy bien, conduce el grueso de su novela, difuminando la historia, y poniendo más énfasis en el sentimiento. En este sentido son especialmente lúcidas las referencias a la influencia que en el ánimo del niño ejercen los problemas de los adultos. Sus preocupaciones, dice la narradora, «rebasaban su ánimo y se colaban en el mío».
El mayor acierto de la novela lo constituye no sólo la delicada indagación psicológica -en ocasiones, demasiado pesimista-, sino principalmente la prosa, sencilla pero firme, tierna y desencantada a un tiempo.
Begoña Lozano