“Voy a comer”. Así se inicia este libro en el que Paloma Díaz-Mas (Madrid, 1954), novelista y catedrática de Literatura Española y Sefardí, cuenta de manera muy original su relación con todo lo que rodea al acto de comer. La autora se dispone a comer en casa un cocido castellano, y esa comida resulta ser el hilo conductor de una narración amena y sorprendente.
Poco a poco, desgrana los factores que intervienen en el proceso. Habla de dónde ha comprado los ingredientes para el cocido; de la disposición de los cubiertos, los manteles, el vaso y la copa; del pan, las legumbres, la carne, las verduras, la fruta, el café… Pero no se trata de un libro propiamente gastronómico, sino sobre todo de un libro de memorias, pues cada uno de los preparativos le remiten a historias del pasado vinculadas a su vida familiar. La autora confiesa que para ella comer sigue siendo “una forma de comunicarse, de demostrar amor”, actitud que se va perdiendo frente a una visión más funcional y práctica.
Abundan, pues, los recuerdos de la autora ligados a anécdotas. Y recurre también al estilo ensayístico para explicar algunas cuestiones de variada índole, como la forma en que se acercan las diferentes culturas a la comida. Además, recoge historias folclóricas, romances, pasajes de clásicos como el Poema del Mío Cid o el Libro de Buen Amor. Y muchas referencias antropológicas vinculadas a otras costumbres y tradiciones.
El pan que como no es un libro de recetas, ni uno de esos que se han puesto de moda en los últimos años de fiebre pedante y sibarita por la gastronomía. Al contrario, al igual que en Comimos y bebimos, de Ignacio Peyró, estamos ante un original y amable ejercicio memorialístico y costumbrista, lleno de curiosidades, escrito con un estilo elegante con el que busca transmitir cómo la comida –en su justa medida– puede hacernos más humanos, además de sacar lo mejor de sí de quienes se dedican a dar de comer a los demás.