El primer círculo es la historia de una supervivencia. Solzhenitsyn la redactó entre 1955 y 1957. El manuscrito sufrió diversos avatares editoriales y de censura, que llevaron al autor a reescribirla definitivamente en 1968.
El primer círculo recrea el ambiente de una prisión especial adonde iba a parar la élite intelectual de la extensa red penitenciaria soviética. Las sharashkas constituían el llamado primer círculo, que otorgaba a los condenados una serie de privilegios de los que se carecía en otros lugares.
Todas las historias personales -reales y conocidas por el autor- reflejan el horror del individuo frente al Estado policial. Por la novela transitan las vidas dramáticas de un buen puñado de personas encarceladas a finales de los años 40. Con gran minuciosidad, Solzhenitsyn reconstruye un rompecabezas sobre la miseria y la dignidad humanas. Cada pieza es un ser humano, complejo, creíble, perfectamente representado. Seres que lo han perdido todo, que no esperan nada de la vida.
A través de un prodigioso sentido del ritmo interior de los personajes, asistimos a escenas plenas de dramatismo, como el patético encuentro anual de los presos con sus esposas, o la despedida de un grupo de reclusos, que marchan sin nada hacia un destino desconocido. El primer círculo asombra por las actitudes de sus protagonistas: la humillación y la mentira no apagan el amor fiel, los gestos generosos, la amistad desinteresada, el afán de verdad. Como responde un preso a un oficial: «El hombre al que ustedes hayan quitado todo, ya no está supeditado a ustedes, ya vuelve a ser libre»