Plaza & Janés. Barcelona (2000). 560 págs. 2.900 ptas. Traducción: Gemma Rovira.
Ocho años después de su publicación en Estados Unidos, se reedita la traducción española de la única novela de la joven escritora Donna Tartt (Greenwood [Mississippi], 1963). El secreto es una narración fascinante, elaborada durante casi una década de trabajo, que destila de forma muy natural una erudición y sabiduría poco usuales.
La trama de El secreto gira alrededor de dos grandes focos temáticos: la apertura de horizontes que significa para algunos jóvenes el comienzo de sus estudios universitarios y la decisión que entonces pueden tomar de iniciar una nueva existencia.
«Un hombre joven no puede saber lo que son los griegos y los romanos»; esta cita de Nietzsche la coloca Donna Tartt al inicio de su relato. Y, en efecto, el secreto que aúna y aisla al círculo de estudiantes de griego que protagonizan el relato tiene que ver con el intento de revivir una experiencia báquica. Las palabras del viejo Profesor Julian Morrow habían seducido a un grupo de jóvenes espíritus con ese y otros enigmas del antiguo paganismo, mostrándolo como una meta vital deseable. Morrow resulta ser una nueva versión del Doctor Frankenstein, que más tarde abominará de las consecuencias que tuvieron sus exquisitas clases. Pero el vínculo entre ideas y crímenes es innegable.
A lo largo de la narración introspectiva, se va revelando el insoportable peso de la culpa. Al enfrentarse a las consecuencias de los propios actos y mentiras, la existencia se hace más y más pesada, angustiosa, atada a la necesidad de taponar con nuevas mentiras un barco ya carenado por el engaño. Aquí subyace el paralelismo con el mundo de Patricia Highsmith y de Henry James. La culpa se manifiesta como inquietud y desasosiego, en una tensión interior constante.
Richard, el narrador, no acaba de comprender en qué tragedia se ha visto sumergido. Pero Henry, Camila, Charles y Francis, gracias a su educación católica, sabían ponerle un nombre: pecado.
José Miguel Odero