El norteamericano Gay Talese (New Jersey, 1932) está considerado con Tom Wolfe uno de los padres del Nuevo Periodismo, tan frecuentado en Estados Unidos por escritores de la categoría de Truman Capote, Normal Mailer, Hunter S. Thompson, Joan Didion y Terry Southern, entre otros.
El Nuevo Periodismo se caracterizaba por abordar la no ficción con los mecanismos literarios de la ficción: creación de escenas, diálogos, dramas, conflictos. “Quería escribir relatos –afirma Talese en la introducción– utilizando nombres auténticos, describir situaciones que habían ocurrido de verdad y que se podían verificar con datos. Quería estar allí en persona y observar situaciones con mis propios ojos, describir lo que veía de una manera literaria digna de los escritores que yo admiraba”. Estos eran Hemingway, Scott Fitzgerald, John O’Hara, Irwin Shaw, Carson McCullers, quienes que le proporcionaron las armas para crear “atmósferas propias de la narrativa” en unos reportajes periodísticos en los que los hechos siempre “se han de subordinar al personaje, no al revés”.
Tras finalizar sus estudios universitarios, empezó a escribir en The New York Times. Pero a mediados de los años 60 abandonó los periódicos para centrarse en las revistas, pues “lo que yo quería escribir necesitaba más espacio y más tiempo, y eso es algo que no es posible hacer en un periódico”. Pronto se especializó en escribir sobre las tareas de personajes anónimos, “los que más me han atraído siempre” y en “escribir perfiles de personas cuyas experiencias con el éxito y el fracaso ampliaran mi capacidad para contar historias”. Ejemplos de estos reportajes aparecen en Retratos y encuentros y en Vida de un escritor. También ha empleado los mismos mecanismos narrativos para escribir sobre la mafia y la familia Bonnano (Honrarás a tu padre) y la sobredosis de sexo en la sociedad americana (La mujer de tu prójimo).
Este libro contiene una antología de 39 artículos sobre temas deportivos ordenados cronológicamente. No se trata de un tema marginal en su producción, pues desde sus inicios se puede apreciar su “permanente fascinación por los deportes como símbolo de la necesidad humana de éxito, y mi respeto por los deportistas, pues asumen riesgos que a menudo no alcanzan sus expectativas, y acaban quedando como perdedores”. Desde sus inicios, su manera de abordar los temas lo alejaron del periodismo de acción y de actualidad. No buscaba Talese informar sobre lo que estaba pasando, sino analizar de manera más pausada y elaborada a los protagonistas de esa realidad: “Quiero que me cuenten sus vidas. Quiero escuchar”.
Algunos de los artículos que aquí se publican, los mejores, ya aparecían en los libros antes mencionados, como los dedicados a Joe Louis, Joe DiMaggio y a Muhammad Ali. Sobre el boxeador Floyd Patterson escribió más de 30 reportajes, de los que se han seleccionado varios para esta edición. Muchos artículos son breves y están dedicados a “personajes desconocidos e ignorados por la prensa y por los grandes escritores de no ficción del momento”. Talese dedica un reportaje a Ruby Goldstein, un solitario árbitro de boxeo; a Mike William, “el herrador del Garden que trabaja deprisa”; a una trouppe de luchadores enanos “que no trabaja por calderilla”; a Walter H. Jacobs, un dentista que se ha especializado en la fabricación de protectores para los boxeadores; a George Bannon, “el cronometrador oficial del Madison Square Garden”.
En todos estos reportajes, estén protagonizados por personajes anónimos o grandes deportistas en sus horas bajas, Talese aplica la misma receta: documentación, escuchar y describir lo que ve de manera muy literaria. “Creo –ha afirmado- que es legítimo escribir reportajes con las armas propias del contador de historias”.