Ismaïl Kadaré, no muy conocido a pesar de que su nombre suena desde hace varios años como candidato al premio Nobel, es una figura de enorme interés en el panorama literario europeo contemporáneo y una cumbre de todo un estilo albanés en el arte de narrar. El viaje nupcial es una buena muestra de su producción.
Planteada en forma de novela de misterio, la obra incita al lector a solidarizarse con el capitán encargado de resolver un enigma. Después de varios años de ausencia, una joven, única hija de una familia de numerosos varones, regresa a su país natal, Arbería (antiguo nombre de Albania), a lomos de un caballo que conduce -eso parecen indicar los testimonios- uno de sus hermanos, que, de hecho, ha muerto años atrás, al igual que el resto de la familia. A partir de ahí se inicia un sinfín de especulaciones, de rumores, de creencias populares, que trae en jaque a las autoridades.
Kadaré muestra en esta novela sus dotes de narrador y su habilidad para condensar todo en pocas páginas. Ello es posible gracias a una extrema contención del lenguaje, a una clara exposición de ideas y a su capacidad de síntesis en la descripción de paisajes y personas.