Anagrama. Barcelona (1996). 220 págs. 1.975 ptas.
«Esto no es un libro de cocina convencional». Con esta advertencia comienza sus peculiares memorias gastronómicas Tarquin Winot, un extravagante inglés que se ha decidido a poner por escrito su intensa relación con la cocina. Al hilo de los condimentos de diferentes y exquisitos menús, Tarquin Winot desparrama también sus opiniones sobre otros muchos y variados temas, aunque el más reiterativo son las relaciones con los miembros de su familia, donde ocupan un importante espacio su madre, su hermano Bartholomew (un importante y exitoso escultor) y varios criados, trágicamente desaparecidos.
El libro es una curiosa mezcla pues contiene recetas gastronómicas, reflexiones propias del ensayo y una novela troceada, cuya estructura, «aleatoria y progresiva», va tomando cuerpo a medida que se avanza en su lectura hasta culminar con un inteligente quiebro final. Lo que une todos estos condimentos es la estrafalaria personalidad del narrador, un gourmet y un dandy caprichoso para quien la selección del menú es la principal opción de un estilo de vida refinado.
Tarquin Winot desgrana sus pensamientos en un verano, de viaje por el sur de Francia, su patria espiritual, donde pasa largas temporadas dedicándose a conocer sus especialidades culinarias y vinícolas. Las referencias a la cocina francesa son constantes, y tienen mucha presencia en el léxico del autor, salpicado de galicismos. Hay muchos aciertos en esta entretenida novela; las digresiones sibaritas de Tarquin, que van desde la finalidad del arte hasta las cualidades estéticas de un asesino, son vanidosas y provocadoras, pero van conformando un argumento nítido, una elegante y singular confesión biográfica.
Poco se sabe del autor. Nació en Hamburgo en 1962, ha recorrido medio mundo y ha ejercido como crítico de restaurantes durante tres años en una revista inglesa. En deuda con el placer es su primera novela: un buen libro para gastrónomos y bibliófagos.
Adolfo Torrecilla