Narra esta novela la vida de dos adolescentes norteamericanos, en la primera mitad del siglo XX. Hijos de unos granjeros establecidos en Nuevo México, pierden a sus padres, asesinados por una banda de cuatreros, y, solos y sin hogar, andan errantes por tierras fronterizas estadounidenses y mexicanas, sin otro objeto que una precaria subsistencia.
La obra, escrita con estilo seco y sobrio, describe situaciones sociales muy duras y primitivas, dominadas por la más absoluta falta de cultura y la continua violencia física. La acción se desarrolla en un clima dramático, rememorando el pasado próximo del Oeste americano con un realismo descarnado, no exento de trágica grandeza, pero bastante distinto de la imagen estereotipada que el cine ha ofrecido. El autor, que evita la crudeza descriptiva tanto como la crítica amarga, da en cierto modo la réplica a algunos escritores mexicanos, demostrando que tampoco al otro lado la vida fue siempre fácil y próspera.