El Ejército Rojo se bate en retirada. Las órdenes son contundentes. De manera regular, las trincheras y los búnkeres construidos para repeler al invasor son dejados atrás. Se suceden los bombardeos, y del frente llegan columnas deshechas. Así es como empieza la Gran Guerra Patria para Víctor Nekrásov, un oficial ingeniero del ejército ruso que conduce su cuerpo de zapadores hasta la ciudad de Stalingrado. Ese será el escenario por antonomasia de la Segunda Guerra Mundial, el icono y máximo exponente de las atrocidades de un conflicto nunca olvidado. Una contienda de desgaste vista desde los ojos de los soldados, lejos de los grandes discursos, donde el autor cuenta su experiencia bajo las bombas, entre los edificios derruidos y las llamas.
En el libro de Nekrásov, escrito en un hospital de campaña por un “simple oficial” herido de 35 años, nos encontramos ante una pieza esencial de la literatura bélica, una rara avis que deja a un lado la propaganda del régimen soviético para escribir una novela autobiográfica considerada el primer libro franco sobre la guerra, ajeno al paradigma del realismo socialista. Nos sumergimos así en una contienda de desinformación y largas esperas, de camaradería, apatía y miedo. Una visión personal desde las trincheras, con actos de valor y cobardía, de esperanza y de sinrazón…
Cuando la obra se publicó, fue acusada de pacifista, aunque, no obstante, se hizo con el Premio Stalin en 1947; después, se prohibió en la Unión Soviética. Su autor, muy crítico con el régimen a partir de la muerte de Stalin, tuvo que abandonar su país en 1974 y exiliarse en Francia, donde vivió hasta su muerte en 1987.
Automática Editorial rescata esta obra monumental aplaudida por crítica y público, con un epílogo –escrito 40 años más tarde, en medio de la guerra fría y el exilio–, donde el autor habla de sus motivaciones (“No luchábamos por, sino contra”) y de las consecuencias de una propaganda que sigue aún viva en la narrativa nacionalista rusa y en la narrativa comunista internacional: “¡El enemigo será derrotado! ¡La victoria será nuestra! Pero nuestra causa resultó injusta. Y en eso consiste la tragedia de mi generación. Mi tragedia…”.