Espasa. Madrid (2006). 310 págs. 20,50 €.
La denominada «inteligencia artificial» y la supuesta inteligencia de los primates más cercanos genéticamente al ser humano son dos temas entre los que aparentemente no se sospecha una inmediata conexión. Sin embargo, Gómez Pin muestra que, si se desarrollan sus implicaciones, se difumina la singularidad humana, tanto en el terreno de sus cualidades espirituales, como en el de sus derechos, supuestamente asimilables a sus «compañeros» genéticos.
Existen numerosas investigaciones científicas que apoyan y desarrollan esos asertos pero que no pueden demostrarlos. El autor, filósofo, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, las desarrolla minuciosamente y con rigor científico a lo largo de todo el libro, con el que ha obtenido el Premio Espasa de Ensayo 2006. Desde el prólogo nos anuncia la gravedad de los problemas: entre otros, que la inteligencia artificial pretende ser un modelo explicativo de la inteligencia humana. Ante esta inversión de causa y efecto, Gómez Pin tiene como objetivo clave recuperar el verdadero humanismo, que dé cuenta sensatamente de la especificidad de la naturaleza humana frente a esa disolución de los límites entre autómatas, animales superiores y humanos.
A lo largo del libro, en su descripción minuciosa de las habilidades de autómatas y primates, Victor Gómez acude a la filosofía griega, que conoce profundamente, y a la biología, como los únicos derroteros por los que la filosofía tiene permitido transitar hoy. Considera, por tanto, que no debe apelar a la metafísica, aunque sí al sentido común y a la filosofía del lenguaje. Desde la peculiaridad lingüística humana, intenta demostrar la especificidad de nuestra inteligencia. Y acude al sentido común para mostrar la verdadera noción de «conciencia», aplicable únicamente a la naturaleza humana, y su modo de sentir el dolor.
Quizá la «corrección filosófica» que él mismo se impone, y que le obliga a no recurrir a la antropología filosófica ni a la metafísica, acaba siendo un lastre para defender nítidamente el humanismo.
Por otra parte, resulta improbable ganar un premio de ensayo sin ser tan correcto. De esta forma Gómez Pin ha logrado la difusión de ideas cabales que denuncian un antihumanismo con visos científicos que se extiende en estos ámbitos.
Patricia Morodo