Veterana periodista, Maruja Torres (Barcelona, 1943) publicó su primera novela en 1997, Un calor tan cercano. En 2000 ganó el Premio Planeta con Mientras vivimos y en 2004 publicó Hombres de lluvia. Sus novelas, algunas con muchos ingredientes autobiográficos, se sitúan en la Barcelona de la posguerra y con una técnica realista y costumbrista analizan algunos comportamientos sociales y familiares, con un matiz levemente crítico.
Esperadme en el cielo es un homenaje a dos escritores ya fallecidos que forman parte de su generación y que fueron íntimos amigos de Maruja Torres: Manuel Vázquez Montalbán y Terenci Moix (curiosamente, los dos fueron miembros del jurado cuando la autora ganó el Premio Planeta en el año 2000). La autora se imagina su muerte y el reencuentro, en un espacio cósmico, con sus dos grandes amigos. Con ellos habla de su infancia, de sus aficiones, de Barcelona y Madrid, de sus libros, de sus manías, etc.
El libro tiene una trama elemental y se basa en la reconstrucción de una amistad, con guiños muy íntimos y con comentarios que demuestran la complicidad existente entre los tres escritores a los que les unía un mismo barrio de Barcelona y afición al cine, como se comprueba en estas páginas.
Resulta llamativo que una novela tan insustancial haya recibido un premio como el Nadal, que se supone que se creó para descubrir nuevos valores y tendencias. Para encontrar algo de sentido a lo que se lee hay que conocer muy bien la vida de estos tres escritores y sentir una afinidad afectiva y generacional por ellos. Como novela, no funciona; como testimonio biográfico, tampoco, pues la autora no aprovecha lo que hubiese tenido más interés: la reconstrucción de un mismo espacio vital. Muchos pasajes -presumiblemente líricos y humorísticos- resultan cursis y simplistas.
