Nueva incursión de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948; ver Aceprensa, 21-04-2010) en ese mundo tan suyo en el que se mezcla experimentalismo, literatura, humor y una originalidad argumentativa que ya es marca de la casa y que lo aleja de la literatura de cortea realista y tradicional.
En esta ocasión nos encontramos con un personaje, Simon Schneider, que en primera persona nos cuenta tres días de su vida que transcurren en Cataluña. Es un escritor frustrado, que vive en una situación crítica, solo, que se dedica a la traducción y, sobre todo, a lo que él llama hokusai, a buscar citas literarias para que los autores que le contraten puedan emplearlas en sus novelas. Su cliente más importante es su propio hermano, Rainer, que ahora se hace llamar Gran Bros, escritor de éxito en Estados Unidos.
Sobre unos mimbres narrativos muy leves, la novela avanza sobre las digresiones, comentarios, observaciones, paradojas y reflexiones que Simon hace sobre todas estas cuestiones que, en el fondo, separan su concepción de la literatura de la de su triunfador hermano. El punto de inflexión tiene lugar cuando su hermano le convoca a una reunión en Barcelona –Simon reside en Cadaqués, en una casa en ruinas que se encuentra al borde de un acantilado–, en la que los dos hermanos pueden aclarar algunos sucesos de sus vidas distantes, de sus encontronazos y diferencias, también literarias.
El punto de vista siempre es el de Simon, que ve la realidad con las lentes del hokusai: todo se explica con el recurso a citas literarias, tengan o no que ver con lo que está sucediendo. Simon, y la literatura de Vila-Matas, provocan extrañeza, pues las cosas nunca tienen una explicación normal, sino que obedecen a una lógica ilógica que sorprende al lector con comentarios absurdos y surrealistas, llenos de ingenio y sentido del humor, que tienen como tema la literatura y el mundo de los escritores.