Tusquets. Barcelona (2005). 287 págs. 18 €.
El paso de la infancia a la adolescencia y a la juventud se realiza a través de un largo proceso de transformación, en cuyo desarrollo se producen varias estaciones intermedias. En muchos casos, estas etapas se caracterizan por cambios bruscos, situaciones difíciles, sufrimientos o pérdidas, que provocan el descubrimiento del mundo adulto en sus aspectos más sombríos. Así ocurre con los protagonistas de las cinco narraciones que componen esta obra: todos ellos, masculinos o femeninos, o bien son menores de edad o acaban de dejar de serlo.
La autora acierta a trazar unos personajes bastante convincentes desde el punto de vista psicológico, con una ambientación adecuada al entorno en que se mueven. Con rasgos realistas expresivos, refleja escenas que corresponden a la más clásica tradición del costumbrismo madrileño, referidas a barrios de distintas características socioculturales. Lo mismo sucede con el lenguaje, adaptado con destreza a cada hablante, en función de un planteamiento estilístico directo y ágil, sin pretensiones de refinamiento estético.
La obra no encierra aciertos narrativos realmente destacables, pero está bien concebida como conjunto y trata temas apropiados para el motivo común: el descubrimiento del amor, la iniciación laboral, el primer contacto con la muerte, etc. El enfoque de estas cuestiones responde a un propósito doble de crítica social y de difusión de actitudes morales permisivas, y, por otra parte, la enfermedad irreversible conduce a un apasionado y violento rechazo a Dios.
Pilar de Cecilia