Estoy en tus manos. Cuadernos personales 1962-2004

Planeta.

Madrid (2014).

648 págs.

21 € (papel) / 12,99 € (digital).

Traducción: Higinio J.

Paterna Sánchez.

TÍTULO ORIGINALJestem bardzo w rękach Bożych

GÉNERO


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 35/14

Con ocasión de su canonización, se dan a conocer los cuadernos personales que Juan Pablo II redactó desde 1962 hasta un año antes de su muerte. Son reflexiones que escribía durante los ejercicios espirituales que realizaba cada año, junto con indicaciones sobre sus prácticas de piedad (el rezo del breviario, la celebración de la misa o el rosario). Juan Pablo II indicó que se quemaran tras su muerte, pero su secretario Mons. Dziwisz consideró que eran demasiado valiosas como para destruirlas.

Hay consideraciones filosóficas, teológicas y muchas preocupaciones pastorales. Constituyen un documento excepcional para conocer la intensidad de su vida interior y revelan su profundo amor a Cristo y a la Virgen, su sentido eclesial y la fidelidad amorosa a su vocación ministerial.

Los diarios, que concluyen en 2004 con un conmovedor Deo gratias, muestran también que Juan Pablo II “rezaba” todas sus decisiones. Por otra parte, se ponen de manifiesto las raíces espirituales de sus contribuciones filosóficas y el sentido existencial de las mismas.

La persona, un tema recurrente en sus meditaciones personales, alcanza su plenitud en Dios; de ahí que con tanta fuerza abogara por su dignidad en la predicación y la defendiera frente a propuestas reduccionistas que la alejan de Dios y la desvirtúan.

Al hilo de estos temas, se ha publicado por primera en castellano el primer volumen de sus Lecciones de Lublín (Ediciones Palabra), que agrupa las clases de ética que impartió Juan Pablo II en la década de los cincuenta. En ese momento no había delimitado todavía sus contribuciones más originales, pero critica las insuficiencias de ciertos planteamientos éticos –Kant, Scheler–, rebate las tendencias subjetivistas de algunas corrientes contemporáneas y reivindica la objetividad de los principios éticos y morales.

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