Una mirada al escenario internacional permitiría descubrir una competencia por la hegemonía global, protagonizada por los dos grandes jugadores del tablero mundial: China y Estados Unidos. Una buena aproximación a cómo se está desarrollando y lo que está en liza puede encontrarse en este libro de Fidel Sendagorta. La profundidad y claridad con la que este aborda un tema tan complejo, por los múltiples planos y variables a tener en cuenta, es consecuencia de su dilatada experiencia como diplomático y experto en política exterior.
Según el autor, estamos ante una nueva era que va tomando forma con el trasfondo de la rivalidad entre las tres economías más importantes del mundo. Si bien la cuestión ha sido tratada recientemente por otros destacados autores, como Peter Frankopan, Sendagorta se centra en las consecuencias de la pugna entre China y Estados Unidos para Europa, que se dejan sentir especialmente en el terreno tecnológico. En este sentido, alerta sobre el nivel de influencia y las posibles consecuencias que, desde el punto de vista político, pueden tener las inversiones de China en sectores estratégicos como este. Una de las cuestiones más relevantes es la presión que estas dos potencias ejercen en el ámbito de las telecomunicaciones, como revela el despliegue de las redes de quinta generación (5G).
En el libro se exponen estrategias y acciones concretas que China y Estados Unidos desarrollan en diferentes campos y regiones, sin perder en ningún momento la visión de conjunto. A su juicio, existe un primer triángulo caracterizado por la aspiración de China a ejercer un liderazgo mundial, por los intentos de Estados Unidos por evitarlo y por la situación en la que se encuentra Europa entre la creciente influencia de China y el deterioro de la relación de Washington con sus tradicionales socios, que tal vez cambie si se confirma la elección de Biden. Pero también invita a tener en cuenta un segundo e importante triángulo, formado por los retos que plantean la tecnología digital, la seguridad y los valores que defiende muy particularmente Europa.
El autor, consciente de lo que está en juego, apela a Europa, conminándola a que dé un paso al frente y muestre su deseo de adoptar una función más activa, especialmente en el ámbito tecnológico, en el normativo y en la defensa de su modo de vida.
