Noesis. Madrid (1996). 495 págs. 3.500 ptas.
El debate sobre la eutanasia divide hoy a la sociedad en tres grupos: los partidarios de su despenalización en los enfermos irreversibles y terminales, los que piensan que la vida es un don sagrado que debe ser preservado de toda tentativa de eliminación y, por fin, aquellos a favor de una eutanasia pequeña, dispuestos a despenalizar algunos supuestos excepcionales. Bastantes de los autores del libro pertenecen a este último grupo.
El texto agrupa una serie de ensayos sobre los tópicos más comunes del debate, que Salvador Urraca, psicólogo de la Universidad Complutense de Madrid y decidido partidario de la despenalización restringida, encargó a un plantel de expertos. Algunos de ellos son discípulos del profesor Diego Gracia, quien también contribuye al libro con dos excelentes trabajos, que aportan algunas prudentes sugerencias.
El resultado es un libro plural en cuanto a las posturas, donde se hace una amplia denuncia de las deficiencias de nuestro sistema sanitario por lo que respecta al manejo humano del enfermo terminal, en el que se aportan soluciones y donde la eutanasia es sometida al juicio de los autores -médicos, enfermeros, psicólogos, penalistas y agentes de pastoral sanitaria- como una de las posibles alternativas. Se obtiene así un libro documentado e interesante, pero que no consigue proporcionar esa visión sociológica global del problema que pretende el editor, pues se echa en falta la inclusión de autores que aporten los argumentos de los que defienden incondicionalmente la vida hasta su término natural.
No sería exacto decir que este libro promueva la eutanasia -a la que bastantes de los autores no prestan atención-, pero sí que refleja una mentalidad en boga, que magnifica el rango de la autonomía de la conciencia y que se esfuerza por evitar una condena explícita a la eutanasia.
En efecto, los dilemas bioéticos en el entorno de la vida son siempre complejos y dolorosos de resolver; por eso precisamente caben opiniones diversas. Pero en lo tocante a la eutanasia, por su extraordinaria repercusión social, al análisis específico de los casos límites no puede faltar la perspectiva del efecto dominó de cualquier posición que abra fisuras en la protección de la vida por el Derecho. El olvido de la experiencia alemana de los años treinta, de la experiencia holandesa en curso y de la propia historia del aborto en nuestros días, a la hora de juzgar la eutanasia, constituye un error político y una desafortunada ignorancia sobre la condición humana.
En este marco, las insuficiencias de los paradigmas éticos seculares ante los casos límites pueden convertirlos en el caballo de Troya de un cambio mucho más radical en el modo de concebir la muerte en la sociedad del futuro, con impredecible impacto sobre la Medicina y sobre la sociedad.
Manuel de Santiago